Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.


División Académica De Ciencias Ecónomica-Administrativa

Reflexión.
Durante el inicio del semestre, tenía conocimientos básicos sobre lo que significaba aprender por competencias, pero aún no comprendía completamente su alcance ni su aplicación en mi formación profesional. Sabía que implicaba más que memorizar información; se trataba de desarrollar habilidades, actitudes y conocimientos de manera integral. Sin embargo, no tenía claro cómo identificar y aplicar esas competencias en las tareas diarias, ni cómo evaluarme de forma objetiva.
A medida que avanzaban las clases y actividades, comprendí que el aprendizaje por competencias exige un rol más activo del estudiante. Fue a través de la práctica, las retroalimentaciones del docente y las autoevaluaciones que pude empezar a identificar mis propias fortalezas y áreas de oportunidad. Este proceso me ayudó a tener mayor conciencia sobre cómo aprendo, qué estrategias me funcionan mejor y cómo puedo mejorar continuamente.
Durante las sesiones presenciales, participé activamente en las dinámicas propuestas, resolví dudas con el profesor y colaboré con mis compañeros para lograr los objetivos de cada clase. Aprendí a organizarme mejor, tomar apuntes más eficientes y participar en debates que enriquecieron mi comprensión de los temas.
En el entorno virtual, mi aprendizaje fue complementado con consultas en páginas como la del maestro, Google Académico, YouTube (para entender conceptos complejos de mercadotecnia) y artículos recomendados por el docente. Utilicé herramientas como Canva para diseñar mi PEV, el cual trabajaba semanalmente según el avance del curso. Este espacio digital también me permitió desarrollar autonomía, ya que aprendí a gestionar mi tiempo y recursos para cumplir con las tareas asignadas.
Durante el semestre, trabajamos diferentes tipos de competencias. Entre las genéricas, desarrollé la capacidad de aprender de manera autónoma, el trabajo en equipo y la comunicación efectiva. Las transversales se hicieron evidentes en la capacidad de análisis crítico, la toma de decisiones y la gestión del tiempo. En cuanto a las específicas o disciplinares, adquirí herramientas propias de la mercadotecnia, como el diseño de micro campañas, el análisis de públicos objetivos y la creación de estrategias de comunicación.
El proceso evaluativo fue muy significativo, ya que las autoevaluaciones me ayudaron a reconocer mis logros y mis fallos con honestidad. Las coevaluaciones fomentaron la empatía y la crítica constructiva, mientras que el uso de rúbricas y listas de cotejo permitió que tuviera claro qué se esperaba de cada trabajo, facilitando una mejora continua. Este enfoque evaluativo coincidió con lo planteado por Díaz Barriga (2006), quien destaca la importancia de una evaluación formativa para fortalecer el aprendizaje por competencias.
Este semestre me permitió entender que el aprendizaje es un proceso constante, donde lo más importante no es solo el conocimiento técnico, sino la capacidad de adaptarlo a diferentes contextos. Aprendí que la reflexión, la colaboración y el pensamiento crítico son esenciales para seguir creciendo tanto académica como personalmente. Me di cuenta de que he fortalecido competencias como la autogestión, la planificación estratégica y la creatividad.
Sin embargo, también identifiqué nuevas áreas en las que debo seguir trabajando, como mejorar mi capacidad de análisis profundo, expresar mis ideas con mayor claridad escrita y verbal, y afianzar mis conocimientos técnicos en la disciplina. De acuerdo con Tobón (2013), el aprendizaje basado en competencias no solo busca formar profesionales eficientes, sino ciudadanos responsables y comprometidos, por lo que continuar con este proceso es vital para mi desarrollo integral.